Bebidas energéticas y malestar emocional en jóvenes

Un comunicado reciente de la Asociación Española de Pediatría (Pincha aquí) sobre el consumo de bebidas energéticas en la infancia y adolescencia considera que el consumo de estas bebidas en esta población esta sujeto a numerosos riesgos para la salud. Además existe una relación entre consumo de bebidas energéticas y malestar emocional en jóvenes.

La Consejería de Sanidad de la Junta de Galicia trabaja en un proyecto de ley para la prevención de adicciones en menores en el que pretende equiparar el consumo de este tipo de bebidas consideradas por la publicidad como «energéticas» con el alcohol limitando su acceso y venta a mayores de 18 años.

Con contenidos en azúcares de unos 60 gramos por lata y contenidos en cafeína equiparables al consumo de cuatro cafés el consumo de estas bebidas tiene consecuencias negativas para la salud, tanto en edad pediátrica como en la adultez. Además, la prevalencia creciente en el consumo diario de un 45% en 2022 como revela el informe ESTUDES (Pincha aquí) hace de este un problema emergente con consecuencias tanto a nivel físico como psicológico.

Entre las consideraciones aportadas por la Asociación Española de Pediatría respeto al consumo de bebidas energéticas destacan que el consumo de este tipo de bebidas «se asocia a irritabilidad, insomnio, cefaleas, ansiedad,(Pincha aquí) falta de concentración y patologías metabólicas y cardiovasculares». Además el consumo de cafeína puede generar tolerancia y síntomas de abstinencia característicos, por lo que pueden llegar a ser  bebidas adictivas.

La Sociedad Española de Medicina de la Adolescencia (SEMA) (Pincha aquí) nos recuerda que el consumo de este tipo de bebidas mezcladas con alcohol aumentó un 17.5% en el último año según el informe referido, lo que abre la puerta a un doble efecto tóxico y a la promoción de otras adicciones.

Ambas Sociedades consideran fundamental la intervención en la infancia y la adolescencia sobre hábitos de vida saludables introduciendo estos contenidos en el curriculum educativo, ya que los estilos de vida saludables adquiridos durante la etapa escolar son un seguro de salud para todo el ciclo vital.

 

 

 

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