Querulancia y psicopatología

Existen rasgos de personalidad diversos que pueden hacer que nos adaptemos de maneras diferentes a nuestro entorno. Uno de estos rasgos no compartidos por todo el mundo es la Querulancia, que proviene del latín querulus y significa «el que se queja». Si bien en el acervo popular existe «el derecho a la queja», para algunas personas este rasgo puede convertirse en algo distintivo -Se me viene a la cabeza la película del entrañable Paco Martínez Soria: «Don Erre que Erre»-, aunque también pudiera haber una relación entre querulancia y psicopatología como ocurre en el caso de personas diagnosticadas de un trastorno paranoide de la personalidad o trastorno delirante.

Aunque existen tratamiento eficaces para los trastornos psicóticos (Pincha aqui) que pueden provocar la remisión parcial o total de éstos síntomas, lo cierto es que las personas aquejadas de un trastorno de la personalidad paranoide son  difíciles de llevar, son personas suspicaces y hostiles que ven en los actos de los demás intenciones que usan para intentar corroborar esa suspicacia y hostilidad. Todo lo anterior les hace estar vigilantes permanentemente por lo que actúan de manera cautelosa, secreta o maliciosa siendo por tanto fríos y con falta de sensibilidad. Esto los puede hacer parecer racionales y objetivos, sin embargo, presentan una labilidad emocional con expresiones hostiles obstinadas o sarcásticas.

La forma que tienen de interaccionar con el entorno con desconfianza y suspicacia y su caracter combativo (querulante) provocan reacciones de hostilidad y desconfianza en las personas de su entorno que paradójicamente les sirven para mantener y coinfirmar sus expectativas originales.

La falta de confianza en los demás les hace ser autosuficientes e individualistas. Son cognitivamente rígidos e incapaces de colaborar con los demás mostrándose críticos con las personas de su entorno.

Los individuos con este trastorno buscan confirmar sus creencias negativas sobre los demás preconcebidas, proyectando motivaciones malévolas a los demás provinientes de sus propios miedos. Suelen tener fantasías ocultas grandiosas y poco realistas. A menudo están en sintonía con aspectos del poder y del rango y tienden a desarrollar estereotipos negativos de los demás, en particular de los grupos de población distintos del propio. Atraídos por las formulaciones simplistas del mundo, a menudo son cautelosos ante las situaciones ambiguas. Pueden llegar al Fanatismo y pueden adherirse firmemente a sectas, a cultos o a grupos de otras personas que comparten su sistema de creencias paranoide.

 

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