Diferentes estudios sobre el efecto de la pandemia de la COVID-19 y la Salud Mental señalan tanto un agravamiento de la sintomatología preexistente como un incremento de la prevalencia de diferentes trastornos psicológicos propiciada tanto por la situación de pandemia como por las medidas de confinamiento aplicadas a la población.
La situación de confinamiento, el aislamiento social, la crisis económica y la incertidumbre pueden provocar incremento de la sintomatología ansioso depresiva en pacientes con trastornos psicológicos previos a la declaración del estado de Alarma. Esta situación tiene un impacto importante en personas diagnosticadas de Trastornos del espectro Autista, Trastornos adaptativos, Trastornos del Estado de ánimo y Trastornos psicóticos principalmente.
La difusión de noticias trágicas sobre la infección, la ruptura con actividades gratificantes, las medidas de aislamiento, la incertidumbre, la pérdida de empleo y la adopción de medidas de profilaxis para la prevención del contagio han podido tener un impacto muy negativo sobre las personas diagnosticadas de trastornos mentales ya que pueden haber aumentado la sensación de vulnerabilidad, los sentimientos de desesperanza, una visión catastrofista sobre el futuro, los pensamientos intrusivos y rumiaciones como el miedo al contagio.
En el caso de personas sin antecedentes psicopatológicos previos a la COVID-19 se ha observado un incremento de diagnósticos de trastornos como el duelo complicado, los trastornos adaptativos, trastornos de ansiedad, trastorno de estrés postraumático y las recaídas de adicciones que se encontraban en remisión. Para la Organización Mundial de la Salud (OMS) el efecto de la pandemia sobre el incremento de diagnóstico de trastornos mentales está clara (Pincha aquí) Algunos estudios a los que se hace referencia señalan un aumento de la prevalencia de la angustia por ejemplo un 35% en China, un 60% en Irán y un 40% en Estados Unidos.
Dentro del grupo de personas afectadas se encuentra el personal Sanitario. Según un estudio canadiense casi la mitad de ellos (el 47%) declara necesitar apoyo psicológico. En China, un 50% sufre depresión, un 45% ansiedad y un 37% declara tener problemas relacionados con el sueño, principalmente insomnio.
Desde el Comité de Redacción y Seguimiento de la Estrategia Nacional en Salud Mental del Ministerio de Sanidad, se señala que la prevalencia de los trastornos mentales comunes y graves podría duplicarse tras la COVID-19 (Pincha aquí) todo ello en un escenario nada esperanzador ya que en nuestro país la ratio de psicólogos es de 4.3 por cada 100.000 habitantes, de las más bajas de los países desarrollados, siendo cuatro veces menor que la media europea que es de 18. Por ello, a la situación derivada de la pandemia se sumará un mayor sufrimiento por parte de la población al no tener acceso a tratamientos psicológicos eficaces que puedan mitigar el sufrimiento, generando una doble victimización postpandemia.
JUN