¿Cómo aparece el trastorno de estrés postraumático (TEP)? ¡se puede conocer cómo  evitar que las personas lleguen a desarrollarlo?. El trastorno de estrés postraumático es una patología con síntomas y causas propias forma parte de los denominados trastornos de ansiedad. Aparece en personas que han estado expuestas a una circunstancia vital que consideran potencialmente amenazante para su integridad física o para su vida o la de terceros, o en terceras personas que han oído o vivenciado a través de imágenes, relatos o noticias éstos acontecimientos. Por tanto, la mera exposición a imágenes traumáticas puede provocar los síntomas en personas que no se encontraban en el lugar de los hechos. Afortunadamente, la terapia cognitivo conductual se ha mostrado eficaz en el tratamiento del trastorno de estrés postraumático.(Pincha aquí)

Según los modelos de la teoría del aprendizaje, El trauma o agresión constituye un estímulo incondicionado (EI) que va a provocar una respuesta incondicionada (RI) que sería el temor extremo, posteriormente el trauma (EI) se asocia con el recuerdo del trauma (EC) lo que va a provocar una respuesta condicionada (RC) de temor. Por último, merced a la generalización de estímulos y el condicionamiento de segundo orden, no sólo el recuerdo del trauma sino las señales asociadas al mismo van a provocar la RC.

El mantenimiento a través del tiempo del trastorno se explicaría a través del condicionamiento operante, ya que según la teoría del condicionamiento clásico la asociación entre EC y RC necesitaría de que el EI volviera a ocurrir para que no se produjera la extinción. Según el condicionamiento operante, sería la evitación del recuerdo o cualquier estímulo asociado a él (EC) por temor a experimentar los síntomas de la RC lo que hará que el trastorno se mantenga producto de un reforzamiento negativo ya que el evitar las situaciones y recuerdos asociados al trauma no se consigue que el afectado aprenda que estos EC no son peligrosos, por lo que el trastorno puede volverse crónico.

El sistema nervioso autónomo y su papel en el mantenimiento del trastorno:

Todos los nervios que están fuera de la médula y del cerebro son parte del Sistema Nervioso Periférico. Estos nervios se dividen en dos tipos: Los Nervios Somáticos que son aquellos encargados de proveer de sensibilidad y movilidad a la musculatura estriada (los músculos). Para ello, salen del tronco del encéfalo y de la médula espinal, a través de las vértebras los haces de fibras nerviosas sensitivas y motoras que se conectarán a cada músculo estriado del organismo.

El otro tipo de nervios de los que hablábamos son Los Nervios Autónomos que no están destinados a inervar a la musculatura estriada sino que terminan en la musculatura lisa del corazón, estómago, hígado, glándulas sudoríparas, suprarrenales, salivales y otros órganos internos. Estos nervios forman una sección a parte del sistema nervioso periférico que se llama Sistema Nervioso Autónomo, que tiene dos subdivisiones o ramas La simpática y la parasimpática.

A continuación aparecen las funciones propias de cada una de estas dos subdivisiones.

SIMPÁTICO	PARASIMPÁTICO
Dilatación pupilar	Constricción pupilar
Secreción glándulas sudoríparas	Secreción salivar y lacrimal
Erección capilar	Activación aparato digestivo
Aumento frecuencia cardíaca	Constricción de los vasos sanguíneos
Secreción de adrenalina (G.Suprarrenales)	Relajación esfínteres
Liberación de azúcar en el hígado	Aumento irrigación a órganos genitales
Inactivación de sistema digestivo
Aumento de la respiración

Por tanto, la activación de la rama simpática del Sistema Nervioso Autónomo prepara al organismo para la respuesta de fuga-lucha-miedo. De este modo, va a ser el responsable de la RI y RC tan necesarias para la adquisición y mantenimiento del TEP y el responsable de la sintomatología asociada al trastorno (Pincha aquí)

Es necesario que el paciente comprenda la génesis y mantenimiento de los síntomas para conocer cómo aparece el trastorno de estrés postraumático y entender la lógica de la Terapia de Procesamiento Emocional implicada en la remisión de los síntomas.