España es líder mundial en el consumo de ansiolíticos (benzodiacepinas), lo que puede significar, dada la posibilidad de tolerancia y dependencia a las mismas, que a los consumidores habituales de este medicamento se ha sumado la incorporación de nuevos consumidores. (Pincha aquí)
Las benzodiacepinas se han venido indicando en el tratamiento de la ansiedad generalizada, insomnio e incluso se ha venido utilizando en el tratamiento de los ataques de pánico, trastornos fóbicos, trastorno obsesivo compulsivo, trastorno de estrés postraumático epilepsia y espasmos musculares. A pesar de la indicación de que este medicamento se debe prescribir durante un corto período de tiempo en personas mayores de 65 años, es en este sector donde más ha aumentado su prescripción y sobre todo en el caso de las mujeres como revela la Encuesta Nacional sobre Salud Mental (Pincha aquí) siendo tres veces mayor que en otros grupos de edades, todo esto a pesar de que las principales Guías de Práctica Clínica, para los adultos de 65 años o más, no recomiendan su uso más allá de 2 a 4 semanas para el tratamiento del insomnio o ansiedad y no más de 2 semanas para el tratamiento de trastornos ansioso depresivos, como el Trastorno Adaptativo Mixto.
La restricción del uso a un máximo de 4 semanas en el peor de los casos por el que abogan las principales Guías de Práctica Clínica se basa en la constatación de la existencia de serios efectos adversos como el desarrollo de tolerancia, dependencia, abuso y síndrome de abstinencia. Del mismo modo, estudios recientes demuestran que el consumo continuado de benzodiacepinas en personas mayores de 65 años aumentan el riesgo de caídas, fracturas de caderas así como la aceleración del deterioro cognitivo.
Aunque diferentes metaanálisis y revisiones sistemáticas de revistas científicas de impacto reflejan que la eficacia de la terapia psicológica cognitivo conductual presenta ausencia de efectos adversos y tasas de eficacia tres o cuatro veces superiores (Pincha aquí) , en el tratamiento de los trastorno de ansiedad o el insomnio, la creencia de que una pastilla puede revertir nuestros procesos cognitivos-conductuales y la presencia testimonial de psicólogos en la sanidad pública española junto con el hecho de que algunos estudios muestran que el 96.1% de los consumidores lo hacen sin que esté justificado su uso (Pincha aquí) explicaría porqué el consumo de éstos fármacos se ha disparado en nuestro país.
MAY